





El cine Imax se inauguró en 1995 y se convirtió inmediatamente en una especie de isla en el puerto de Barcelona. El objetivo era dinamizar el área donde se emplazaba: ostentar modernidad y ofrecer un nuevo paisaje de ocio en la ciudad. Casi veinte años después, en el año 2014, el recinto se cerró, aunque su presencia sigue siendo notable y sus proyecciones hayan mutado: obsolescencias y reflejos. Los fotomontajes son, por un lado, el resultado de la identificación de este contenedor cinematográfico como una estructura excepcional situada en el puerto y, por otro, la creación de un archivo sobre el Imax y su entorno. Las imágenes muestran capas de las transformaciones que ha vivido la zona donde está emplazado el edificio, al tiempo que señalan la existencia de un cine inactivo reconvertido en pantalla activa del afuera. Este proyecto, que titulé Fuera del Imax, fue el resultado de un año de trabajo después de participar en el taller Estructuras de excepción, dirigido por la fotógrafa Ángela Bonadies y organizado por Idensitat.