Aymara Arreaza R.

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Apuntes sobre La emoción no dice “yo” de Georges Didi-Huberman


Publicado en
Papel Literario, El Nacional



Cartógrafo de otra historia del arte, de otras aproximaciones… Sensor de pueblos perdidos… Esas fueron algunas de las frases que mencionó Beatriz Preciado para presentar a Georges Didi-Huberman, que imparte un seminario titulado La emoción no dice “yo” en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona durante estos días cálidos de octubre.

La noción del archivo es pertinente para las revisiones que se están haciendo desde el museo y por eso Beatriz Preciado retomó la aproximación que de aquel hiciera Jacques Derrida. Para enlazarlo con las ideas de Georges Didi-Huberman mencionó la destrucción del archivo y la invención de la obra haciéndola pedazos, dando golpes a los diferentes modos de categorización o estructuración, tal como lo hizo Walter Benjamin. Una apuesta en definitiva por otros modos de elaboración conceptual y crítica. Estas rupturas abren espacios para “historias heterodoxas” y otras lecturas.

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Después del preámbulo de apertura y explicación del contexto en el que se concibe esta actividad dentro del programa del Macba, Georges Didi-Huberman se paseó por las aproximaciones que hace la ciencia sobre el llanto, el gesto, la expresión. Formuló una pregunta que aún resuena en mí: “¿Cuál es la expresión fenomenológica del dolor?”.

En seguida anunció la palabra “sollozo” y continuó diciendo que quien llora se expone, es el ser llorando, llora frente a otro. Se anuncia, moldea un gesto que deja aparecer el dolor. ¿Qué es lo que lloro delante de ti?

En el tránsito de su habla dejó caer otra pregunta urgente: “¿Cuándo tengo una emoción se trata de mí?”. El dolor soberano se impone a mi emoción. La lágrima (el pathos) se expone. Llorar ante alguien es exponerse, desnudarse, perder la cara. Eres una mueca. El sollozo es como si hubiera una pausa. Es un estado de imposibilidad, de impotencia, de “sin poder”, de “impoder”.

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Didi-Huberman pasó a rescatar una expresión francesa que designa la mayor de las ruinas, el estado más pobre de la condición humana: “Solo nos quedan los ojos para llorar”. Pensé que habría que dedicarse hondamente a este tema. A partir de allí me fugué a una idea que pareciera menor en la enunciación de todas estas anécdotas, pero que para mí es fundamental. Se trata de la traducción y los modos de acercarse al mundo, las palabras que nos permiten pensar y darle forma a lo vivido. Didi-Huberman se valió de los vocablos pleurer y explorer para hacer un tránsito entre el llanto (pleurer) y la exploración (explorer). Sin embargo, aunque la simultaneidad del vuelco de estos significados al español venía dada por la traducción, el matiz y la forma, la raíz de estas palabras se quedaban en un hondo vacío. Hoy sigo pensado en el acto de llorar (pleurer) y en las formas de explorarlo. Sacar, exteriorizar el llanto. Hacerlo ex: fuera.

El llanto y la exploración son anunciados por Didi-Huberman como posibilidades de emancipación, de transformación. Me gustaría ahondar en las profundidades de ese llanto transformador.

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Llegó el tiempo de las citas y de la genealogía imposible, pero necesaria para hacer un mapa de referencias sobre las emociones. “Las cosas vivas tienen el privilegio del dolor” (Hegel). ¿Por qué es un privilegio?, pregunta Didi-Huberman. Y responde sosegadamente: porque es dialéctico.

Y continuó diciendo Didi-Huberman: el deseo puede sobrevivir al límite. El deseo es indestructible. Si todo sentimiento es un sufrimiento original, transformemos el sufrimiento y a través de él veamos el movimiento del mundo.

 Después siguieron las citas: “Todo sentimiento es un sufrimiento original” (Nietzsche). Sigue el parafraseo: el dolor es la fuente original de las cosas. Potencia frente a voluntad. Fuerza plástica, inherente al poder de ser afectado.

Otro concepto: el impoder; la falta de poder es una potencia de transformación.

También fue mencionado Heidegger, quien se acercaba a lo afectivo como recurso. La emoción abre una posibilidad.

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Reflexión sobre la complejidad de tratar el tema de las emociones e intentar hacer de ellas una genealogía que sería imposible. Esta dificultad le recuerda a Didi-Huberman la problemática con la que se encontró cuando trató el tema de la imagen en el marco estructuralista y fue cuestionado. La imagen no siempre es visible. La imagen es también ausencia. Frente a los opuestos visible e invisible Didi-Huberman comenta que siempre le faltaba un tercer elemento. Relató que en el caso de la experiencia de la noche, cuando estás ante la bruma, lo invisible también es visual. Y ese es un tercer elemento que hay que contemplar. La imagen de la ausencia también existe. Por eso el modo de comprender, de acercarse al significado de la imagen es tan complejo.

La imagen está compuesta de varios elementos que no solo tienen que ver con la representabilidad. Imaginar no es lo mismo que identificar. Pienso que la emoción puede gritar y ser también silencio. Es mueca honda. Se exterioriza mientras se hunde. Dos imágenes de Brecht ilustraron este pasaje de desplazamiento en la conferencia de anoche y también el recuerdo de Roland Barthes, de quien Didi-Hubermas fue discípulo.

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La pasión, el pathos, se asienta, se vive como un impasse.¿Cuál es el pathos? El sufrimiento está exento del logos.

Aristóteles fue asimismo citado y revisado por sus categorías. Resta fuerza al pathos, a la pasión definiéndola como pasiva. Comenta Didi-Huberman que en el mundo sensible nada es pasivo, aun cuando Aristóteles exponga el pathos en forma pasiva.

La pasión, el pathos, se asienta, se vive como un impasse.  La pasión es el pathos y con ella hay pasos para la transformación.

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Hoy me gustaría preguntar o escuchar desde la hermenéutica de las emociones. Quiero saber más sobre ese vínculo peculiar entre el estado del lo sensible, el sentimiento y el logos. Sobre la fuga de esos estados diferenciados pero que tanto se alimentan. Por el tránsito entre el sentimiento individual y el colectivo. Por esa falta de logos transformador. Por la diferencia y la distinción del dolor como espacio de transformación. Por el camino que se abre desde el llanto que debe ser explorado. El tránsito que se abre entre el llanto (pleurer) y la exploración (explorer).

Entre tanto, en este camino apasionante y movedizo del acercamiento de las emociones estéticas, me permito un atisbo de claridad. Las narraciones de las emociones son múltiples y diversas, a ratos antagónicas. El no logos conduce a un espacio de creación, ejecución y desplazamientos. Me pregunto por el espacio intermedio. Me apoyo en la palabra “replegar”.

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Continuará

 
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